Descripción del blog

Combinación de escritos e imágenes, palabras y esbozos, o, al fin y al cabo, letras y trazos. Textos variados con sus respectivos dibujos de aquello que evocan. Aquí encontraréis aproximadamente cada semana una dosis de ideas y sensaciones, un intento de transmitir nuestra visión de la realidad, o de hecho, nuestra ficción.

domingo, 22 de diciembre de 2013

La noria





"Y de repente sin haberlo pedido, allí arriba. La noria giraba pero sin saber porqué yo seguía en el mismo sitio sin moverme, consciente del movimiento pero negándome a seguir con él. 
Se veía todo desde esa altura. A la derecha mi primer día de colegio, con el uniforme granate y gris, inocentemente ridículo. Y me creía mayor. Daban ganas de acercarse a mí, y con la mano abierta pegarme una ostia que recordara hasta hoy. Que no te enteras. 
Hacia el centro estaba la cama sobre la que dormía hasta unos minutos antes. Qué agradable parecía… Tal vez de un salto, calculando bien consiguiera llegar. 
Aún sin moverme empezaba a sentir las nauseas. Nunca me habían gustado los columpios y mucho menos las norias. Miré a mi alrededor desesperado y detrás mío estabas tú, sentada con las manos cruzadas sobre las piernas, mirando nostálgica nuestro primer beso que sucedía en ese preciso instante mirando hacia el mar a unos treinta metros de la noria. Qué asco me diste, y cuantas ganas tuve de lanzarte al suelo. Pero tenía miedo de que al hacerlo muriera tu recuerdo y es que en el fondo no quería perderte. Así que no hice nada.
No tenía ni puta idea de cómo bajar, y empezaba a ponerme nervioso. Tenía que levantarme en diez minutos y yo seguía arriba en la noria, como atalaya de toda mi vida. Así que sólo quedaba saltar. Busque la cama, que estaba al lado del invierno en que nevó en casa y éramos todos casi felices porque, bueno, simplemente porque nevaba. Me subí a la barandilla, con el viento zarandeándome y yo intentando mantener el equilibrio. No sabía qué podía suceder si no caía sobre la cama. Igual me levantaba en ese invierno. No estaría tan mal. Era un buen invierno. Nevaba. Pero el riesgo era demasiado grande, y podía caer sobre las dos semanas sin salir de casa acompañado de cinco penas y sesenta y tres latas de cerveza. Así que a la cama. Salté, y sentí el vértigo. Sentí el aire y la libertad. Sentí tu mirada clavada en mí mientras caía. Sentí la libertad de no depender de uno mismo. Sentí el miedo de no depender de uno mismo. Y sentí el suelo, a unos centímetros de la cama."

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